RESCATAN TRADICIÓN DEL PULQUE

-Ignacio González extrae aguamiel y elabora miel de maguey y pulque

Aunque ya pasa de las siete de la tarde todavía el sol no se esconde, pero ya se puede observar un espectacular atardecer en medio de la magueyeras en la que Ignacio González afana en extraer aguamiel en un acto que representa el rescate de tradiciones que ya parecían perdidas.

En Saín Alto, uno de los municipios en dónde más pulquerías se tenían y en dónde se contaba con fama de elaborar la bebida de buena calidad, Don Ignacio elabora aún la bebida ancestral para uso personal.

Ignacio, o Nacho como a él le gusta que lo llamen, se apresura a sacar el aguamiel con un vaso pequeño, lo vacía en un recipiente y al hacerlo la muestra orgulloso y menciona: “ Mire, aquí está el aguamiel, pura calidad, esto es pura vitamina, es buena para que la gente esté bien de salud”

El hombre, se muestra orgulloso de la actividad que realiza en sus tiempos libre. “A mí me gusta sacar el aguamiel porque es algo que hacía mi abuelo y además es para tomármela, pero si alguien quiere que le venda también lo puedo hacer”.

Además de extraer el aguamiel,  Don Nacho elabora miel de maguey y pulque, aunque es muy celoso de la receta para hacer está última bebida.

Respecto a la miel de maguey, recuerda que esta temporada es cuando más se consume para bañar las torrejas que se elaboran con motivo de la semana santa.

Las torrejas consisten en pedazos de pan lampreado con huevo y guisadas, que luego se bañan en la miel. La miel de maguey se elabora hirviendo el aguamiel, generalmente en un cazo de cobre.

Don Nacho recorre cada uno de los magueyes, les quita la tapa elaborada con las mismas pencas del maguey, saca el líquido y luego se dedica a raspar el maguey para que por la maña a ya pueda hacer otra dotación de aguamiel.

Mientras realiza el recorrido, recuerda aquellos tiempos en los que había al menos unas cuatro pulquerías, “los papás nos mandaban a comprar el pulque y nosotros en el camino le dábamos un trago”, menciona entre risas.

Entre el canto de los grillos que ya comienzan a  escucharse y la ruidosa algarabía de las aves, Don Nacho concluye su rutina para dirigirse a su casa en dónde su esposa la espera ya con un colador listo y un recipiente.

El hombre ofrece de inmediato un vaso de la dulce bebida y entra a una cochera para traer el pulque y mostrarlo. Aunque hay una cerveza cerca, agarra un vaso, se sirve el pulque y toma el líquido de forma placentera.

Menciona que aunque estos productos son para consumo personal, está dispuesto a venderlos si alguna persona lo requiere.