Los membrillos y la dulce tradición de Saín Alto

















-Saín Alto es uno de los principales productores de membrillo del Estado

-Se siembran 13 hectáreas que producen 52 toneladas

Pasa de las cinco de la tarde, el sol se encuentra aún en todo su esplendor, aunque comienza a disminuir su calor, una nube de mosquitos se deja ver entre los sembradíos de frijol y cebada, mientras que los árboles de membrillo, en plena temporada, recargados en la acequia adornan el lugar.

Como si se tratara de música de fondo, el sonido del agua que pasa por el río, armoniza perfecto la escena que tiene como escenario grandes robles que se alimentan de la corriente del agua, y ahí un grupo de personas se apresuran a cortar membrillos de los árboles, siembra que forma parte de las 13 hectáreas que se siembran en el municipio y de las cuales se producen anualmente unas 52 toneladas.

Pero en este municipio no solamente se cortan los membrillo y se venden a los intermediarios que llegan en camiones cada año y se llevan la producción a otros Estados del país, también se elabora ate de membrillo de manera artesanal, actividad que es una tradición que distingue al municipio que es uno de los principales productores de la fruta en mención en el Estado de Zacatecas.

Aunque algunas de las frutas son pequeñas, también hay algunos membrillos grandes y redondos en lo más alto de los árboles, los cuales los visitantes del huerto se esfuerzan en cortar, para juntar al menos dos rejas del fruto y luego llevarlos hasta su vivienda, luego de ganar la batalla al asedio de los mosquitos, quienes en parte también fueron devorados por algunas libélulas que por ahí transitaban.

Ya en la vivienda integrantes de toda la familia, se dieron a la tarea de partir los membrillos y entre pláticas amenas descorazonarlo, no sin antes recordar que el corazón de esta fruta también se puede aprovechar para hacer jalea.

Al concluir el proceso en mención, se llevó a cabo la cocción de los membrillos en una estufa de leña y mientras las estrellas brillaban espléndidamente en el cielo. Dicha cocción terminó en la madrugada y al día siguiente a primera hora se llevó al molino.

Por la mañana, luego de almorzar, la leña fue traída de los retos de los árboles y ramas secas, se lavó bien el cazo de cobre, con limón y sal y mientras se encendía el fuego, se mezcló el membrillo molido con azúcar, para luego subir el cazo a una base sobre la lumbre y con una pala de madera se le comenzó a dar vueltas de manera constante.

Poco después comenzó a hervir y a saltar de manera constante, por lo que se tenía que tener especial cuidado de no quemarse, pero al cumplirse el tiempo de cocción, se retiró lo mezcla inmediatamente del fuego, para luego servirse en los moldes. Lo que quedó embarrado en el cazo, se aprovechó para rellenar algunos bolillos que fueron degustados por los presentes.

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