LA BELLEZA DE JEREZ
Jerez, Zac.- Todavía no es medio día, y aquí en esta tierra del poeta Ramón López Velarde, bajo un cielo muy despejado y azul, ya se escucha el retumbar de la tambora, con las notas de la gloriosa marcha de Zacatecas.
Mientras una de las más de 60 bandas de música que hay en este lugar genera alegría entre los participantes y los paseantes del centro, Los cascos de los caballos golpean contra el pavimento, y hacen eco entre los viejos y majestuosos muros de los históricos edificios de este pueblo mágico.
Sobre los lomos de los animales, pasean con gallardía los charros, jóvenes niños y adultos que sostienen firmemente las riendas de hermosos caballos que hacen del centro histórico un lugar perfecto para contemplar.
La comitiva avanza y se detiene frente al templo de Nuestra Señora de la Soledad, donde bellas mujeres vestidas elegantemente, la mayoría de ellas portando las tradicionales arracadas jerezanas, esperan ya la llegada de la novia, pues se trata de un tipo de bodas muy común en este lugar, donde la charrería es tradición.
Además de que en este municipio se cuenta con artesanos que elaboran las finas piezas para que vistan las escaramuzas y los charros, la gastronomía es también reconocida a nivel internacional, y tiene mucho que ver con esta imagen tan típica de Jerez y es el caso del asado de boda jerezano, que ya se sirve también en mucho restaurantes.
JOYAS DE JEREZ
Mientras eso ocurre en la calle, el artesano José Ventura García López, propietario de la joyería Rubí, se afana en terminar su laborioso trabajo y es la de terminar a mano unas arracadas jerezanas de plata, piezas que son un diseño original de su abuelo Ventura García.
Esta tradición, que se originó en una joyería propiedad de un español, con quien trabajaba su abuelo, fue continuada por su padre Aurelio García y luego seguida por él mismo, quien inició a hacer piezas de este tipo desde los 15 años.
Ventura García ahora tiene 59 años, y afirma que para poder elaborar un par de arracadas se necesita antes que nada aprender el oficio, tener buena vista, pero también paciencia y creatividad.
Afirma el artesano que todas sus piezas son hechas a manos, gracias a la tradición que se ha seguido desde hace ya más de 100 años, y a la vez mencionó que muchos de los trabajadores que han estado con su familia, ahora tienen ya su propio negocio.
Del mismo modo, mencionó que a pesar de que las arracadas son muy solicitadas, por lo que incluso ha enviado algunas a Australia y Alemania, sin embargo, consideró que las autoridades deberían apoyar para poder hacer exportaciones hacia otros países.
Comentó que en antaño se usaba que en los bautizos se llevaran madrinas de arracadas, también en las quinceañeras. “Hay personas que aún conservan arracadas que elaboró mi abuelo y vienen a que las repare”.
DELEITE DE PREMIO NOBEL
Quienes visitan este lugar, también acuden a probar los tradicionales burritos de La Palma, o las tostadas que ya se han hecho famosas, pero no dejan de acudir a las famosas Raspanieves que son las más conocidas desde hace 75 años.
Ahí, María del Refugio Torres Valdez conserva esta tradición que se inició desde 1940, cuando sus padres Pedro Torres Ortiz y María de los Ángeles Valdez, decidieron abrir un espacio para que los jóvenes convivieran por las tardes.
“Es que antes la gente solo acudía al jardín a dar la vuelta, los jóvenes no tenían un lugar donde convivir y mis papás decidieron abrir la nevería, donde también se ofrecían otras cosas como café, pero siempre con la receta original”.
La propietaria de la nevería, guarda celosamente la receta de las nieves que han deleitado el paladar de personajes como el escritos premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, de políticos y de artistas que han acudido a probar las delicias que prepara.
Y es que este lugar es muy peculiar, no solo por las ricas nieves que se ofrecen, sino también por el edificio en que se ubica y que antiguamente formó parte de la casa grande de la hacienda El Tesorero.
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