WIXÁRIKAS, VÍCTIMAS DE ESCLAVITUD MODERNA
AGUAMIEL
OPINIÓN
Por: Ana María Vacio
-Los trabajadores indígenas de la zona sur son más "afortunados", pues viven en pequeños cuartitos de adobe con hasta diez integrantes de su familia
-En la zona norte del Estado de Zacatecas, en las plantaciones de chile y hortalizas, se emplean aún lo galerones , que no son más que enormes bodegas, divididas por cortinas en donde se encuentran hacinadas las familias de trabajadores que son quienes sacan adelante la producción más alta de chile del país
El limón ha subido de precio, al igual que el aguacate tienen una gran demanda, los productores no dan abasto a surtir el mercado nacional y el internacional, mientras que para los consumidores el precio es hasta de 65 pesos.
Pero de ese movimiento económico a los productores no les llega la ganancia suficiente y mucho menos a los trabajadores de grandes ranchos o empresas, que en su mayoría son integrantes del pueblo wixárika y que viven inmersos en una esclavitud moderna.
En Zacatecas, específicamente la región del sur es la gran productora de limón, los empresarios no dan abasto a producir limón en sus ranchos en los que anteriormente contrataban a los lugareños, que ante lo que consideran raquíticos salarios, prefieren emigrar hacia el vecino país del norte, a trabajar en los mismo pero a ganar en dólares.
Ante esto, los propietarios de los ranchos contratan a integrantes del pueblo wixárika, "porque son más trabajadores", refieren, pero la cruda realidad es que la pobreza, la segregación , el racismo y la indiferencia de las autoridades hacia este pueblo, ha permitido que su necesidad sea más grande que los raquíticos salarios, la falta derechos laborales y un espacio reducido para vivir amontonados con sus familias.
Pero los trabajadores indígenas de la zona sur son más "afortunados", pues viven en pequeños cuartitos de adobe con hasta diez integrantes de su familia y el espacio cuenta con un baño, mientras que en la zona norte del Estado de Zacatecas, en las plantaciones de chile y hortalizas, se emplean aún lo galerones , que no son más que enormes bodegas, divididas por cortinas en donde se encuentran hacinadas las familias de trabajadores que son quienes sacan adelante la producción más alta de chile del país.
Todo lo anterior, ante la mirada indiferente de las autoridades, que hasta la fecha, lo más que han hecho es, a nivel nacional, realizar un conversatorio sobre el tema, que no representante siquiera ni un llamado a misa, para que los propietarios de los sembradíos otorguen sueldos justos y derechos laborales a sus trabajadores.
Aunado a ello, las autoridades locales se niegan a brindarles espacios dignos a las familias indígenas que desean instalarse en sus respectivos municipios, algunos de ellos han solicitado que se les otorguen terrenos ante la negativa de las autoridades, violentando sus derechos como ciudadanos mexicanos.
Las autoridades alegan que estas personas van y vienen hasta el Estado de Nayarit y que por lo tanto no les pueden garantizar espacios de vivienda digna como ellos lo solicitan. Pero el problema va más allá de esta situación, pues la invisibilización de estos grupos han permitido otras barbaridades como el hecho de que algunos de ellos legalmente no existan, ya que no pueden ser registrados en Zacatecas, a excepción del municipio de Enrique Estrada, en donde se estableció un convenio con las autoridades de Nayarit para poder llevar a cabo dichos registros.
Los hijos de las familias, son también ocupados desde muy jóvenes como peones, a pesar de que el trabajo infantil está prohibido por la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos, mientras que los infantes por falta de su acta de nacimiento, no pueden ingresar a las escuelas.
Se han hecho pequeños esfuerzos, como la instalación de comedores del DIF, que represenan un mero paliativo ante el problema de fondo que representa la segregación hacia este grupo indígena al que no se le garantizan sus derechos laborales.
La comunidad wixárika también ha sido sacudida por la violencia entre grupos del crimen organizado, sin que hasta el momento se garantice algún programa de apoyo para este sector que es uno de los más vulnerables.
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