EJIDATARIO Y CARPINTERO EN LOS RESTOS DE LA HACIENDA
-Don Victoriano Canales, elabora prensas para
hacer tortillas artesanalmente
Saín
Alto, Zac.-En los vestigios de lo que fuera la hacienda de Santa Mónica, las
mujeres toman el fresco, mientras los niños juegan entre los pilares de lo que
anteriormente fuera la majestuosa Casa Grande, que fue repartida a los
ejidatarios.
Entre los hijos de esos ejidatarios que fueron
beneficiados por el reparto de tierras se encuentra don Victoriano Canales
Velázquez, quien acaba de llegar de cortarle pastura a los animales y su
postura parece amenazante, pues lleva aún en su mano derecha la cuchilla con la
que arranca el alimento.
Entre
risas, el hombre, quien porta una camiseta del Partido Acción Nacional (PAN),
pues es con el instituto político que desde hace años se identifica y al cual
apoya, gane o pierda, señala que está listo para cualquier situación que se
presente.
De gesto amable, don Victorino accede a hablar
de su gran afición, que es la carpintería, actividad que realiza desde hace ya
varios años, pero que ha tenido que detener, debido a un problema que presenta
en la espalda a consecuencia de un accidente.
No
obstante, eso le ha dado la oportunidad a don Victoriano de poder elaborar
prensas para hacer tortillas de madera artesanales, las cuales vende no solamente
habitantes de este lugar sino también de municipios vecinos y a paisanos
radicados en Estados Unidos.
Victoriano
afirmó que hasta la fecha, todavía se siguen elaborando tortillas a mano por
tradición, de tal manera que hay muchas personas que piden las prensas de
madera para poder elaborar este alimento básico para la alimentación diaria.
El
hombre, quien elaboró todas las puertas de su vivienda asentada en el casco de
la ex hacienda de Santa Mónica, afirmó que desde los 17 años se dedicó a esta
actividad viendo a su abuelito que elaboraba los mangos para talaches, palas y
los arados para la siembra.
No
obstante, aclaró que trabaja por pedido. “Lo que me ha dado el reconocimiento
regional son las torteadoras o máquinas de tortear que piden mucho los paisanos.
Nada más que ahorita nos detuvimos un poco por la siembra”.
“Parece
chiste pero a mis hijos no les nace hacer este trabajo, pero si les pido que
hagan el trabajo sí lo hacen”, aclaró el hombre, quien mencionó que los
trabajos más grandes que realiza consisten en remolques de madera para cargar
la cosecha.
Mientras
el hombre habla, se comienza a oscurecer, y algunas chivas que se encuentran en
el corral cercano, comen sus últimos bocados, y a un lado de la
casa, se enciende la torre de la antigua capilla de la ex hacienda, la única
que quedó en pie, luego del reparto de tierras.
Por su
parte, las mujeres continúan a las afueras tomando el fresco, los niños juegan,
y una serie de lucecillas comienzan a encender y apagar en medio de la oscuridad,
se trata de las luciérnagas que en esta temporada salen a adornar las noches de
los habitantes de este lugar.
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